jueves, 27 de junio de 2013

UNA HISTORIA SOBRE LA CRIANZA DE LOS HIJOS...

Papàs y Mamàs...  còmo  estamos criando nuestros hijos ???

Al consultorio de los psicólogos cada vez llegan más profesionales perdidos en sus carreras que no saben qué hacer con su vida. La culpa podría ser de padres bien intencionados que confunden amor con sobreprotección.

Javier a sus 24 años, tiene todo lo que alguien de su edad desea, un diploma universitario y un cargo en una de las firmas más prestigiosas del país en donde tiene posibilidad de ir escalando hacia la cima. A pesar de esto, no es feliz. Quisiera botar el puesto e incluso cambiar de carrera. Juliana, de 25, está pasando por una crisis parecida. Se siente desorientada porque después de estudiar Economía y trabajar en un banco no se siente a gusto. A menudo le confiesa a su psicóloga que esa no es la vida que quiere. Y como ellos dos, muchos otros adultos jóvenes están llegando a la consulta de psicólogos y psiquiatras porque tienen dudas de su carrera, no están contentos y no saben qué hacer con su vida.
"Hay muchos jóvenes desubicados, sin un propósito, desmotivados y sin saber qué hacer" , dice la psicóloga Annie de Acevedo, quien ha advertido esa tendencia. Al ahondar en su vida, sin embargo, todo parece estar en orden. Tienen el apoyo emocional y económico de sus padres, son inteligentes y responsables, cuentan con una buena red de amigos, son apreciados en sus trabajos, en fin, el sol está de su lado. Pero por dentro se sienten mal y por eso están en terapia.

El fenómeno está lejos de ser exclusivo de los jóvenes de clase media y alta en Colombia. Recientemente, la psiquiatra Lori Gottlieb escribió un articulo para The Atlantic en el que describe a pacientes recién graduados con este mismo perfil, bonitos, brillantes, queridos por su familia y sus amigos, pero con un gran vacío en el alma. "Jóvenes de 20 y 30 años con depresión y angustia, indecisos y con dificultades en su carrera", dice la experta. Después de analizar con detenimiento sus casos y observar que en ninguno había conflictos con sus padres, ni traumas en la niñez que pudieran causar esta insatisfacción, llegó a la teoría de que, quizás, esta situación se debía no a malos padres, sino todo lo contrario, a papás bien intencionados, demasiado pendientes y preocupados por sus hijos, que al querer protegerlos de las desdichas en la infancia "los privaron de la felicidad en la adultez", dice.







Al desmenuzar las diferentes formas de sobreprotección, Gottlieb encontró que un factor nocivo de este modelo de crianza es establecer la felicidad de los hijos como meta última de la crianza, lo cual es un error porque implica ir pavimentando el camino para que no tengan tropiezos ni contratiempos. 


La consecuencia es que cuando son adultos se vuelven 'un ocho' ante una dificultad y piensan que cualquier revés es el fin del mundo. Con ella coincide Ximena Sanz de Santamaría, para quien la felicidad no puede ser un destino, sino algo que se conquista y se construye a diario. Una meta más realista, según ella, es prepararlos para enfrentar la vida, asumir responsabilidades y solucionar los problemas. "Pero ser papá hoy es tenerle miedo al sufrimiento de los hijos", señala la experta. Como dice Barry Schwartz, psicólogo del Swartmore College, la felicidad como resultado de vivir la vida es algo positivo, pero como meta es una receta para el desastre. En ese modelo de mundo feliz, el padre olvida que las mayores oportunidades de aprendizaje están en las equivocaciones y errores. Privarlos de eso es impedir que desarrollen lo que los especialistas conocen como inmunidad psicológica, esa capacidad para resistir los altibajos propios de la vida. "Nadie crece sin haber sufrido un poco", señala Annie de Acevedo.

De la mano de lo anterior está la obsesión por cultivar el amor propio a los hijos. El culto a la autoestima ha llevado a los padres a exageraciones como evitar cualquier connotación negativa acerca de ellos, aún en los casos en que ellos no hacen bien una tarea, por el miedo a que se traumaticen. "La que estamos viendo en las consultas es la generación de la carita feliz, niños a los que les doraron la píldora siempre y por todo, aun cuando no lo merecían", señala Annie de Acevedo. Cuando las alabanzas se imparten sin matices ni discriminación los niños se sienten especiales sin serlo, y si no reciben una valoración de lo que hacen más ajustada a la realidad "se genera una idea inflada de sí mismos", dice Gottlieb. Mientras son niños no hay problema, pero los jóvenes con un ego engrandecido por sus padres y profesores pueden tener problemas en su vida profesional ante la más mínima crítica de un profesor o de un jefe. "Ellos esperan que los estimulen a toda hora, no les gusta que sus superiores les digan que necesitan mejorar el trabajo y se sienten inseguros cuando no reciben constantemente halagos de otras personas", dice Jean Twenge, psicóloga y coautora del libro The Narcissism Epidemic.

Otra arista de la sobreprotección es creer que lo mejor es ofrecerles a los hijos muchas opciones. Los papás cada día enfrentan a los niños a un sinnúmero de posibilidades, si quieren pizza, hamburguesa, perro caliente o alitas de pollo; si quieren estudiar aquí o allá; en el mundo de hoy no hay límites. Según Schwartz, la evidencia muestra que, en general, cuando la gente se enfrenta a menos posibilidades es más feliz y el caso de los niños no es la excepción. Se ha visto que ellos están más seguros y menos ansiosos ante menos opciones ya que esto les permite comprometerse con su elección. Además, señala que la gente siente más satisfacción y dedicación cuando trabaja en una cosa que cuando deja otras opciones abiertas. En la vida adulta, tener este amplio abanico de caminos les dificulta la toma de decisiones porque eso implica decirles adiós a las demás. Ximena Sanz de Santamaría cuenta que muchos jóvenes empiezan una, dos y hasta tres carreras. "Luego de haber intentado cuatro facultades sienten que son unos buenos para nada". En ningún momento se trata de imponerles el camino, pero sí de establecer límites y enseñarles a tomar decisiones.

Una cosa es cierta y es que cada día las familias son más pequeñas, por lo que con mayor frecuencia los padres tienen la sensación de que cada hijo es muy valioso. Debido a esto, los papás fomentan la sobreprotección porque no quieren que sus hijos se vayan de la casa. Por eso, los cuidados y los mimos no terminan a los 18 cuando se gradúan del colegio, sino cuando se casan. "Los papás siguen organizándoles la vida incluso de viejos", dice Ximena. Son los papás quienes llaman a los profesores para reclamar por la mala nota que su hijo recibió en la universidad o constantemente envían mensajes de texto para saber cada detalle de su vida. En ese contexto es fácil que las necesidades de los grandes se confundan con las de los hijos y se tergiverse la idea de amor y buena crianza con sobreprotección. "Ellos llenan los vacíos emocionales de nuestra vida", dice Gottlieb. Por eso, a veces no son los niños quienes tienen problemas para crecer y madurar, sino son los padres quienes no quieren soltarles las amarras.

Isabel Londoño, coach en educación, tiene una visión distinta. Considera que sí hay un conflicto con los jóvenes de hoy, pero este no se debe a su ego inflado, ni a que son tacitas de té frágiles que ante cualquier vicisitud se quiebran, sino a que la sociedad en la que viven no ha cambiado al ritmo de ellos. "El que está perdido es todo el establecimiento, las empresas, los colegios, las universidades, porque ignoran que los jóvenes de hoy son diferentes y no quieren seguir el modelo de los papás". La experta explica que los adultos jóvenes sí quieren compromiso y trabajo duro, pero no en las mismas condiciones de sometimiento que sus padres. En otras palabras, quieren que el trabajo sea parte de su vida y no que su vida sea el trabajo. Por eso cuando oyen a los ejecutivos exitosos relatar sus historias de sacrificios para llegar a la cima, prefieren pasar de largo y
decir no, gracias. Agrega que muchos de ellos tratan de meterse en ese rol tradicional -trabajar en una compañía y esperar 25 años a tener un cargo alto, paradigma del éxito de las generaciones pasadas-, "pero cuando no pueden más y quieren optar por otra alternativa les dicen que están confundidos. En realidad, están reclamando su libertad y buscando alternativas que les brinden mayores satisfacciones", enfatiza.

Encontrar el balance para dar amor y protección a los hijos sin caer en estos extremos no es fácil. Los papás ahora tienen poco tiempo para estar con sus hijos y prefieren dedicarlo a hablar amigablemente que a regañar (dialogo reflexivo) y corregir o a enseñarles las responsabilidades en la casa. Pero los expertos consideran crucial revisar el rol sobreprotector de los padres hoy, pues no hacerlo es la fórmula perfecta para que sus hijos terminen de adultos frustrados y tristes en el diván frente al psiquiatra. 

jueves, 6 de junio de 2013

HABLANDO DE SEXUALIDAD CON NUESTROS HIJOS

RECUERDEN  HOY:  ESCUELA  DE PADRES  EN EL COLEGIO  A LAS  6:00 P.M. SOBRE  EL TEMA DEL MANEJO DE LA SEXUALIDAD CON NUESTROS  HIJOS.



COMO MANEJAMOS EL TEMA DE LA SexUALIDAD con nuestros Hijos ???

  
La educación sexual es un proceso largo, de toda una vida. Siempre hay tiempo de corregir e intervenir para que el niño vaya mejorando su concepto, su conocimiento y su vivencia sobre la sexualidad. Como tantas otras tareas, esa no es la más o menos fácil para los padres.

Normalmente, se estimula el desarrollo del niño, y se está muy pendiente de su evolución cuanto al comer solos, a caminar, a que tengan buenos hábitos, etc., pero se olvida de la sexualidad. Existe todavía demasiado cuidado, “respeto” y en muchos casos un cierto tabú en hablar del tema. Los padres estamos siempre lanzando elogios al pelo, a los ojitos, a los cachetes del niño, pero nunca hablan de sus órganos sexuales. Es bueno saber que, asumiendo o no la tarea de orientarlos, charlando o no con ellos, los padres estarán dando educación sexual. El propósito de este artículo es ayudarte a cubrir y recorrer las recomendaciones que te daremos a continuación. Los estudios sobre el tema no paran y hoy  en día la educación sexual ocupa espacios en muchas escuelas y en muchas familias. Este tema siempre será preocupante para los padres puesto que es un tema latente actual y del diario vivir presente en todas las etapas de crecimiento de nuestros hijos. Y como tal, a través de este artículo te ayudaremos a tratar este  tema tratado con naturalidad, honestidad, cariño.

Recomendaciones Efectivas

1.Ante todo debemos tener claro y recordar que el desarrollo de la sexualidad humana empieza con el contacto físico, cuando los bebés son sujetos y acariciados.  Esto pasa desde que nuestros bebes son pequeños, y esto es necesario y natural que ocurra. No se debe privar al bebé de contactos corporales. Es necesario reconocer al niño como ser sexuado, en relación consigo mismo y con otros, para que se construya una identidad sexual propia. La sexualidad infantil es una de las puertas por la cual el niño desarrolla su personalidad y sus relaciones con la afectividad y con las demás personas que le rodearan durante su vida.
La sexualidad es una cosa natural en los seres humanos, una función como tantas otras, como comer, caminar, leer, estudiar, etc.

2. Los medios de comunicación no distinguen la edad de su público, para  rendirle culto a la belleza, al físico y la seducción. Hay un abuso de las manifestaciones sexuales, al cual los niños están indiscriminadamente expuestos. EL tipo de contenidos sexuales presentados en lso medios, pueden acelerar las manifestaciones de los niños en el tema de la sexualidad, considerando que ellos aprenden en un  gran porcentaje por imitacion. Las malas influencias conceden nociones equivocadas y perjudiciales al niño.

3. Los  únicos que pueden interferir en la educación de los niños son los adultos, los padres, que deben ejercer el papel de filtro de las informaciones. Es  decir, es necesario crear y mantener un canal abierto de comunicación con los hijos, espacios de discusión y de intervención sobre lo que es correcto y lo que no, relacionados a todos los temas, y en especial a la sexualidad. Es conveniente vigilar  muy de cerca el entorno y las actividades del niño, para orientarle cuando crea necesario. En la medida de lo posible, no se debe perder ninguna oportunidad para entablar conversación sobre sus inquietudes, intereses, anhelos, etc.

4. Dependiendo de la actitud de los padres, los niños aprenden si el sexo es bonito o feo, correcto o incorrecto, un tema de conversación o no. Los padres son un modelo con sus actitudes, hablen o no del tema. Que el niño no pregunte no significa que no quiera saber. Puede que simplemente no se anima a preguntar con recelo de la actitud que sus padres tendrán hacia el tema. Es que aún en muchas casas, cuando un niño pregunta algo relacionado a la sexualidad es mal interpretado como “grosero” porque lo preguntó en voz alta, “mal educado” porque lo preguntó a otra persona, “fuera de lugar” porque preguntó en la escuela, o “degenerado” porque se siente demasiado interesado y curioso en el tema.

Los padres deben tener muy claro el tipo de orientación que desean dar a sus hijos. Deben considerar que hoy día los niños están muy expuestos a todo tipo de información sobre el sexo. En razón de eso, es necesario “vigilar” as actividades de los niños, y si es el caso, ofrecer nuevas opciones de entretenimiento, buscando programas, comprando música y ropas que estén de acuerdo con la edad del niño, y así garantizando un mínimo de protección. Es conveniente que los niños no sobrepasen etapas. Que no abandonen los juegos infantiles por imitaciones más adultas y comportamientos similares.

5. Otra actitud que los padres no deben olvidarse es de evitar aquella vieja historia de separar los niños y niñas en grupos distintos en lo que se refiere a la sexualidad. Se debe hablar con los dos por igual, independiente del sexo que tenga. El hecho de negar igual derecho a la información, a la formación, y al placer, harán niños pasivos, educados para la sumisión, y muy poco preparados para resolver posibles problemas en el futuro. La información adecuada a los hijos les ayudará después a enfrentarse a un posible abuso sexual, a una enfermedad, etc.

Si se toman en cuenta estas recomendaciones, probablemente encontraremos que la educación sexual de nuestros hijos estará enfocada eficientemente y ellos se desarrollaran felices y libres, y lo más importante de todo estaremos siendo parte activa de su desarrollo.

No tengamos miedo a fallar, esto será dañino y peligroso. RECUERDA  QUE  DEBEMOS EDUCAR  A NUESTROS  HIJOS  CON AMOR  Y RESPETO, Y SOBRE TODO CON LA SABIDURIA QUE  DIOS  NOS BRINDA PARA ESTA  HERMOSA TAREA ¡!